Sé que los lugares públicos suelen ser los más convencionales, y
como dije anteriormente, respeto a quienes sienten que Dios les ha dado
ese lugar. Pero aliento a esas otras miles de mujeres que podrían
llevarse el aplauso de una multitud o el agradecimiento de una
congregación, pero prefieren ser las estrategas en la batalla. Han
optado por levantar los brazos, decir las palabras adecuadas en medio de
las tormentas, callarse y amar en silencio cuando todos opinan y
señalan.
Las que planifican con la mente clara, las que ven aquello que sus
esposos no se percatan, las que recuerdan las promesas del Señor en los
momentos más críticos. No quiero caer en lugares comunes diciendo que
“detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”, porque también podría
utilizarse como un viejo recurso machista. Solo quiero recordarte que
nunca puedes juzgar a alguien por lo que hace en público y mucho menos
puedes valorar a una mujer por su perfil ante la gente.
Hace poco leí un poema maravilloso que lamentablemente no pude
averiguar quien fue su autor, pero aun así me permití transcribírtelo:
“Que nadie haya sido tan afortunado de darse cuenta la mina de oro que tu eres,
no significa que brilles menos.
Que nadie haya sido lo suficientemente inteligente para darse cuenta que mereces estar en la cima,no significa que brilles menos.
no te detiene para lograrlo.
Que nadie se haya presentado aun para compartir tu vida,
no significa que ese día este lejos.
Que nadie haya notado los avances de tu vida,
no te da permiso para detenerte.
Que nadie haya notado la hermosa persona que tú eres,
no significa que no seas apreciada.
Que nadie haya venido a alejar la soledad con su amor,
no significa que tengas que conformarte con lo que sea.
Que nadie te haya amado con ese amor que has soñado,
no significa que tengas que conformarte con menos.
Que aun no hayas recogido las mejores cosas de la vida,
no significa que la vida sea injusta”
no significa que la vida sea injusta”

Tomado de: “El Sueño de Toda Mujer | Capitulo IX”
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